Header Ads

Feito com Visme

  • Últimas

    Opinión : de torero a proxeneta...

    JOSE MANUEL PONTE, en el FARO DE VIGO

    Me he llevado un buen susto al leer la noticia de que un torero apellidado Galán fue detenido en el Puerto de Santa María bajo acusación de dirigir una red de prostitución y explotación sexual de mujeres en compañía de sus padres y de su hermana. En un primer momento creí que se trataba de Antonio José Galán, un pundonoroso torero que tomó la alternativa a principio de la década de los setenta y se había hecho famoso por su facilidad en el manejo de la espada al entrar a matar. En ocasiones, prescindía de la muleta para taparse y engañar al toro, y lo distraía con un pañuelo o con la mano izquierda desnuda, antes de volcarse sobre el morrillo. Era un gesto de valor que le agradecía el público y con eso, y una entrega honrada al oficio, cumplió una carrera más que discreta que culminó en octubre de 1992 haciendo terna con Jesulín de Ubrique y Enrique Ponce en la feria de Fuengirola, localidad malagueña donde residía y regentaba un mesón. Yo almorcé allí más de una vez y el local estaba decorado con fotografías de sus días de gloria, además de los inevitables jamones colgando del techo (los toreros no suelen exhibir fotografías de sus malas actuaciones ni de las broncas que reciben por ellas. En realidad nadie lo hace. La felicidad se recuerda siempre y la desgracia se oculta pudorosamente). Desconozco si a Galán le fue bien económicamente durante su trayectoria profesional en los ruedos, pero al menos le dio para montar un mesón y vivir decentemente rodeado del afecto de sus vecinos y de quienes lo recuerdan como un torero valiente. Cuando ya estaba medio apartado de la actividad, solía aparecer en los carteles de las ferias de otoño en Fuengirola y en la cercana Marbella. En una de esas ocasiones, lo vi actuar en compañía de Espartaco y de Litri junior (el hijo del famoso Miguel Báez, Litri). Aquella tarde vestía un bonito traje en negro y plata, ya un tanto ajado por el sol, y cumplió con mucha entrega aunque las facultades ya decaían. Que yo recuerde, no hizo el alarde de prescindir de la muleta al entrar a matar pese a que algunos de los que gustan de las emociones fuertes se lo reclamaron a voces. No volví a verlo más, y supuse que vivía confortablemente regentando el mesón y hablando de toros con los amigos. Por eso mismo, al oír la primera noticia sobre un torero apellidado Galán que está supuestamente relacionado con una red de proxenetismo, me agité un tanto. Después supe que el Galán de marras no es Antonio José Galán sino Juan Pedro Galán, un torero jerezano, todavía joven, que fue un niño prodigio y debutó con diez años en la Plaza Monumental de México ante más de cuarenta mil espectadores. Leyendo crónicas antiguas me entero de que su padre, ahora también detenido, alardeaba de que el niño cobraba por entonces (1982) cerca de un millón de pesetas por becerrada. Con esos antecedentes, se daba por hecho que el niño iba para fenómeno, pero aquella trayectoria fulgurante se truncó, por razones que no sabemos, y quedó en simple estrella fugaz.
    Una de tantas. La madurez de los niños prodigio suele ser problemática porque tienen la cabeza (ellos y su padres) llena de expectativas desaforadas. Pese a todo, no deja de sorprender que un niño formado en un colegio del Opus Dei, y que quería ser torero y veterinario de mayor, haya evolucionado hacia el proxenetismo.