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    Desde el siglo XVI...

    ...Y en los tiempos modernos, 117 años de toros en esta plaza de Pontevedra

    Por José María Picallo.
    in Diario de Pontevedra

    Dice su señoría, nuestro diputado pontevedrés en el Parlamento regional, el señor Lobería, que al pueblo gallego no le gustan los toros y, en consecuencia, hay que prohibirlos. Les encanta a los señores como Lobería eso del “non” y lo de prohibir. Aquello que les gusta lo imponen por narices, lo que no, lo prohíben. Así de fácil. No le gustaban las plantas de rodaballo y Pescanova se tuvo que marchar a Portugal a crear alli cerca de 800 puestos de trabajo. Pretendieron imponer desde el gobierno y salvajemente el idioma gallego y los votantes galaicos los pusieron en la calle. Ahora la toman con los toros y lo hacen de la mano de un diputado nacido cerca de Marín y de quien debe presumirse que conoce algo la ciudad de Pontevedra y a los pontevedreses a quien representa, que llevan ciento diecisiete años- si tenemos en cuenta que en el año 1892 ya se dieron toros en una plaza de madera por vez primera - asistiendo, puntualmente, durante las Fiestas de la Peregrina, a su centenaria Plaza de Toros. Es ya un dicho popular en toda Galicia y que, sin embargo, el señor Lobería desconoce absolutamente, que las fiestas de verano que se celebran en Pontevedra en honor de su Virgen, no son verdaderas fiestas sino hay toros. Un dicho común y reconocido popularmente en todas estas tierras del noroeste de España menos para su señoría. Y es bien cierto. Porque ya en el siglo XVI se daban toros en las plazas de nuestra ciudad como la de la Herrería desde antes del año 1500, lo que viene a echar por tierra, una vez más, las elucubraciones de los que otorgan pasaportes de galleguidad al por mayor que sostienen, aunque con escaso convencimiento, por si cuela, que el espectáculo taurino es una cosa ajena a la tradición cultural de Galicia. Ahí tiene su señoría en el Museo provincial unas magníficas fotos de Castelao en un tendido bajo de la plaza de San Roque asistiendo con sus amigos a los toros. Castelao se divertía como todo el mundo en las Fiestas de la Peregrina. Y es que estos políticos interinos en su afán de prohibir, ni se preocupan ni saben nada de la ciudad ni de la provincia a la que representan. Ya en el año de 1898, la revista Vida Gallega decía que “la bella ciudad del río Lérez se transformaba los días de las corridas de toros, desde la mañana, hora del sorteo y del apartado, hasta el arrastre y la madrugada. La villa es un hervidero de gentes de aquí y de allá. Los restaurantes y las cafeterías se muestran llenos y ya no hay entradas en las taquillas de la plaza, ni en la capital, ni en la vecina ciudad de Vigo, ni en Portugal. No hay localidades, solo el bullicio de la gente que transforma el sosiego y la paz de esta Pontevedra de paseo, tan tranquila y tan amable...” Desde el año de 1892, en el que por primera vez se dio una corrida de toros como hoy conocemos y que despacho el diestro Luís Mazzantini, se viene celebrando en esta bella capital y de manera ininterrumpida hasta nuestros días, la fiesta tan española y por ende tan gallega de dar lidia y muerte al toro bravo. Que le vamos a hacer. Es la memoria histórica. Así es la Pontevedra festiva y los toros una de sus principales tradiciones, dicen que desde antes del siglo XVI, aunque lo ignore y nos ignore a Pontevedra y a los pontevedreses nuestro conspicuo representante parlamentario. El de los bonecos faladores.