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    Es hora de salir de la madriguera

    PONTEVEDRA/LISBOA/MOURAO (NATURALES).- Nuevo artículo en defensa de la Fiesta y condenando el hastío en el que se mueven muchos taurinos. Titulado "Es hora de salir de la madriguera", no tiene desperdicio : pasen y lean.

    Por PEDRO TOLEDANO, en LA OPINION DE MÁLAGA.
    Ya sí, el viejo año se nos va definitivamente, dejando tras de sí poderosas huellas taurinas y ruinosas realidades económicas. De su paso hemos sacado algunas lecciones, hemos vivido nuevas experiencias y también hemos aprendido a respetar un poco más a quienes no están de acuerdo con nuestros postulados. Nos preguntamos, sin embargo, si quienes discrepan con nosotros se habrán parado a pensar que quizás ellos no estén tampoco en posesión de la verdad. Ése es asunto complejo y de cariz filosófico. Pero estamos en tiempo de reflexiones y el cuerpo nos pide echar un último cuarto a espadas antes de estrenar un nuevo año. Nos gustaría, una vez más, ahondar en los argumentos para iluminar las frentes no sólo de quienes discrepan de nuestra condición de aficionados a los toros, sino de aquellos que nos señalan como bárbaros.
    Miren, la fiesta de los toros tiene casi tres siglos de arraigo. En este tiempo el hombre ha evolucionado y la propia fiesta de los toros también. Se ha ido adaptando a las nuevas sensibilidades sin perder la esencia de su razón de existir: la pervivencia del toro bravo. Un animal que de no existir la fiesta de los toros estaría extinguido y que gracias a ella, a la selección biológica de la raza y a la simbiosis, no siempre perfecta, pero siempre arriesgada, que ofrecen toro y torero, saca a la luz expresiones, emociones y sensaciones de una belleza incomparables.
    Cayetano. Estos días nos hemos enterado que Cayetano Rivera Ordóñez, un matador de toros moderno, culto, sensible y con muchos puntos de referencia respecto a la dureza que lleva consigo enfrentarse a un toro bravo, ha estado hablando con el Príncipe Carlos de Inglaterra de toros. Le ha estado explicando las inquietudes que un joven puede tener para llegar a jugarse la vida delante de un animal tan fiero como es el toro de lidia y le ha expuesto las razones biológicas, culturales y económicas que hacen del acontecimiento una tradición impagable.
    No sabemos si le ha convencido en tan corto espacio de tiempo pero Cayetano cree que fue muy positiva la conversación y que de ese encuentro la causa de la fiesta de los toros ha salido ganando. Y es ahí donde nos gustaría llegar. De entrada nos preguntamos por qué el mundo del toro está tan cerrado en sí mismo. ¿Por qué se quieren resolver todos los problemas que surgen de puertas para adentro? ¿Por qué esa endogamia enfermiza? ¿Por qué ese temor a abrir nuevas ventanas para que entre aire fresco?
    Miren, sin ir muy lejos, los franceses sí están sabiendo hacer las cosas mejor que nosotros. Promocionan la fiesta magníficamente. Involucran al poder político -no hay nada más que echar un vistazo al nuevo mapa de gestión que se está dibujando en el país vecino-. Tienen sus propios controles para que en la fiesta no tengan cabida quienes la agreden y desacreditan. Cuando un ganadero adultera el toro afeitándolo y lo cogen con las manos en la masa, lo sancionan y no vuelve a lidiar en sus plazas hasta que no ha purgado su pecado. Cuando un torero no está bien, no vuelven a contratarlo hasta que no demuestra que puede ofrecer lo mejor de sí. Resumiendo, cogen lo mejor de lo nuestro y desechan lo peor.
    En definitiva, si se quiere ganar la batalla de la defensa de los toros, hay que salir a dar la cara más allá de las murallas de su mundo. El conjunto de personas que manejan sus entresijos tiene que ofrecer lo mejor de su argumentario, dedicación, proyectos y experiencia fuera del círculo de iniciados a los que ya se supone un buen nivel de conocimiento.
    Para el año que está a punto de comenzar quienes se postulan defensores de la fiesta, deben salir de la madriguera y pregonar a los cuatro vientos, sin complejos, que la fiesta de los toros es cuestión capital, materia protegida, plataforma de gozos y bellezas, factor de desarrollo y cuantos elementos positivos la rodean y compendian, desde hace siglos. De minar sus virtudes ya se ocupan desaforadamente sus detractores. Pocos, radicales e inescrupulosos, pero con mucho aparato de trompetas y de gritos. ¡Entendámoslo!