Finalmente, la corrida que cerraba la temporada en Campo Pequeno tenía el aliciente de ver in situ si Rouxinol confirmaba los méritos que le llevaron a ser vencedor de la corrida del 1 de octubre y tener así derecho a integrar el cartel de cierre de época.
Desde mi punto de vista, Rouxinol fue de sobrado... en apariencia comprometido con la cita, pero solo en apariencia. Demasiadas lagunas en la actuación de quien, desde luego, dejó en mal lugar al jurado que el 1 de octubre le dió el "pasaporte" para esta corrida fin de época. Y desde luego, dejó muy mal al pesado ese que no para de escribirnos enfadado porque dijésemos en NATURALES que quien merecía estar en esta corrida fin de temporada en Lisboa era -por lo que se vió en el espectáculo deldía 1- António Ribeiro Telles.
Visto lo que vimos el pasado día 15 en Lisboa: ¿qué tiene que decir ahora el que tantos defectos ve -y así trata de persuadirnos- en el maestro António Ribeiro Telles...?
Finalmente también, la corrida de fin de temporada, tenía el aliciente de ver si Joao Salgueiro, que en la temporada tuvo momentos inspirados, era capaz de iluminarse una noche más y ser la sensación del cierre lisboeta. La realidad fue la que fue : en la actuación de Salgueiro hubo de todo, como en botica. Y en lo de emplearse a fondo, a conciencia... pues qué quiere que le diga, la iluminación le vino para aprovechar el aliento de cuatro parientes que estaban en la grada para por su cuenta tomarse el atrevimiento de dar una segunda vuelta al ruedo. Y esto de las segundas vueltas empieza ya a pedir coto porque sino los caraduras van a empezar a acostumbrarse en demasía... Habría que poner algo así como esto en el nuevo reglamento que -urge- venga cuanto antes : la primera vuelta al ruedo será a petición del público y la segunda lo será a criterio del director de corrida. Lo mismo que sucede en España con la concesión de la primera y segunda oreja. Así evitaríamos que Salgueiro resultase un aprovechado...por ejemplo. Porque vamos : a mi se me caería la cara de vergüenza de dar por esa faena una segunda vuelta al ruedo... La Fiesta se merece otro respeto.
En lo que se refiere al magnífico toro que correspondió en segundo lugar a Salgueiro, lástima que se inutilizase, porque era toro de sacar al ganadero y de triunfo redondo a poco que el cavaleiro lo entendiese -y lo estaba entendiendo-. El director de corrida estuvo impecable no optando por la sustitución por un sobrero. Es hora ya de que el reglamento se cumpla indefectiblemente : para bien o para mal.
Ya en lo referido a Joao Ribeiro Telles II hay que decir en su favor que solamente el hecho de no utilizar a los auxiliares banderilleros más que para lo estrictamente necesario, habla mucho en favor de el y poco en favor de sus dos compañeros de cartel que abusaron del uso del banderillero, cortando viajes, emociones y riesgos. Y eso, aún siendo para algunos lícito, a nosotros -en un ruedo de dimensiones razonables como el de Lisboa- nos parece un tanto adulterar el espectáculo. Joao buscó la integridad y eso hay que agradecérselo y mucho, junto a dos actuaciones que sin ser maravillosas si estuvieron en un plano aseado y aceptable.
EUGÉNIO EIROA