VESTIDA de LIBERTAD y TORO >> En la muerte de la gran Cintrón

Te has mudado Señora, al reino celestial de la serenidad… ese paraíso ahora tiene una verdadera Reina… Ahora que ya no estás en este injusto paraíso terrenal, podrás ver, desde tu trono, allí en las celestiales alturas, ondear con fuerza y brillo en la tierra, la bandera de la libertad… tu bandera de libertad… la que tú izaste, allá en lo más alto… en los cerros de los hombres…

Ya eres historia Diosa de oro… Gracias por “abrir la puerta” Maestra… Acompaño en el sentimiento a todos sus allegados, que tanto la quisieron y tanto la admiraron… Dedicado también a Cristina Sánchez, Mari Paz Vega… y a todas las grandes mujeres, que tienen, o tuvieron la “bragüeta” bien puesta, para tirar para adelante con el toro y con quien coño se pusiera por delante…¡¡Va por ustedes Señoras!!.

Caminando sola en un desierto de hombres de oro, calcinándote en tu soledad, en tantísima responsabilidad… Apareciste en las reales arenas de la gloria y la desdicha, ¡oh mi señora!...como fresca lluvia milagrosa…

Sometiste con poder a los toros… acariciando con femenina ternura el cuello de tu montura…Fuiste el oasis salvador, donde han bebido otras tan valientes…otras tan hermosas… otras desdichadas Diosas…

Del espejo que deslumbró tu belleza, a la Maestranza y a las Ventas…regando con tu rubia esencia, una dura vida de existencia… militar sexista y vulgarmente machista… hemos contemplado tu bella existencia, el desierto no parecerá ya tan hostil e insoportable… tan insondable. Mujer, aunque algunas veces traigas tormentas con gran furia, terribles relámpagos aterradores… lo temible y mortal tú lo tornarás siempre pulcro y fastuoso… Saber nada más que exististe tú, ¡oh mi Diosa rubia!, me hace sentir un mundo más justo, más digno y hermoso… Qué el Señor te acoja en su seno Maestra… ¿o quizás la Señora?...

ANGELES de ALBERO